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Aguanta temperaturas en invierno por encima de los 8 ºC así que resulta recomendable tenerla en interior durante la época invernal o protegerla con un plástico en el exterior para que las heladas no le afecten. Las hojas amarillentas y secas reflejan que el frío ha hecho estragos en ella. Para recuperar la planta hay que eliminar la parte afectadas o las hojas marchitas.
Por el contrario no tendrá problemas con el calor, que lo aguanta perfectamente mientras no le falte agua. En el interior es preferible que no le dé el sol directamente, aunque la maceta debe situarse en zonas muy bien iluminadas. En el exterior, en zonas soleadas, se desarrolla sin problemas.
El papiro se reproduce a partir de los esquejes colocados directamente en el agua y de los que surgirán las raíces. Cuando esto ocurra los traspasaremos a una maceta o a la tierra del jardín. También su multiplicación se puede producir por división, cortando uno de los tallos (mejor si es joven) y separando un tubérculo que se planta en la tierra directamente. De éste nacerá el nuevo ejemplar. Durante los primeros años de vida es aconsejable podarla, durante el invierno, para conseguir un follaje más espeso.
En macetas o en el jardín el terreno debe contener dos partes de turba por una de tierra de jardín y una parte de arena. Durante el periodo de crecimiento se aconseja abonar una vez cada mes o cada dos meses como máximo.
El cyperus pepyrus exige mucha humedad por lo que es ideal para plantar cerca de los estanques. Si no, el riego tiene que ser diario en el exterior, cada dos días si está en interior.
Una de las grandes ventajas que podemos señalar del papiro es que no se ve afectado por las plagas ni las enfermedades, así no tendremos que preocuparnos por pulverizar insecticidas ni mantenerlo vigilado si alguna otra planta está infectada.