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Los esquimales se servían de ellos para confeccionar vestidos, construir piraguas y elaborar cuerdas, pues su corteza se mantiene muy bien por contar una sustancia conservadora, la betulina. La corteza, dada su impermeabilidad, se utiliza para fabricar zuecos, canastas, cajas, etc. En Norteamérica la corteza se usaba a menudo para la construcción de canoas. En Escocia se han encontrado cortezas en perfecto estado en entierros de varios siglos de antigüedad.
La madera se utiliza para hacer pasta de papel y tinta de imprenta; se trabaja con facilidad por lo que se emplea para mangos de herramientas y otros objetos de pequeño tamaño; en Rusia es usada para tallar las matrioshki, las famosas muñecas rusas y otras obras de bisutería. Su madera es excelente para el carbón.
Las ramas, por ser muy flexibles, se utilizan en cestería; dada su flexibilidad y dureza, fueron utilizadas como instrumento de flagelación. En otros tiempos los profesores las utilizaban para castigar a los alumnos. En la lengua inglesa, el verbo "birch" (azotar), proviene del nombre que dan a este árbol en tal idioma, "birch".
En el noroeste de España es muy empleado en plantaciones lineales de carreteras; en zonas de nieblas frecuentes son particularmente útiles, pues sus troncos destacan muy bien en la oscuridad.
La corteza del abedul tiene propiedades febrífugas y se administra en polvo en infusión, solo o acompañado con otra sustancia medicinal de cuyos principios se la quiera impregnar. Por destilación, la corteza suministra un aceite resinoso balsámico especial, que en el norte de Europa es muy apreciado para la preparación del cuero fino (llamado “cuero de Rusia”), al que comunica un olor aromático muy característico, además de protegerlo de la acción de los insectos; este aceite, al igual que las hojas del abedul, proporcionan un colorante amarillo. Los extractos del abedul también se utilizan en domésticos como jabón o champú. El alquitrán del abedul, extraído de su corteza, se utiliza como lubricante y con fines medicinales.
Los brotes de abedul crían unos hongos que se usaban en los países nórdicos para curar el alcoholismo.
La savia hervida es usada como enjuague bucal para las enfermedades de la garganta, ulceraciones de la boca, irritación de las encías, y una excelente loción detersiva para llagas y úlceras. La savia también se bebe como tónico o se añade al jarabe de abedul, vinagre, cerveza, bebidas refrescantes y otros alimentos. La savia del abedul se bebe como tónico o se añade al jarabe de abedul, vinagre, cerveza, bebidas refrescantes y otros alimentos. El jarabe del abedul es difícil de fabricar, lo que le hace más costoso que otros jarabes utilizados en alimentación.
Con las raíces se hace una pomada para la piel que ayuda a la cicatrización de heridas, los granos, la sarna, las erupciones y pústulas de la piel.
Las hojas, sobre todo secas, ahuyentan las moscas y los tábanos que molestan a los animales domésticos. También se utilizan las hojas para hacer té con propiedades diuréticas y para la obtención de extractos para tintes y cosméticos. Las hojas secadas al sol son excelentes para los dolores reumáticos. Ayudan también a la transpiración de los pies evitando el mal olor. Otro uso que se da a las hojas frescas de este árbol es su aplicación sobre los pechos de las mujeres que amamantan, para aliviar el dolor y para contener la leche.